¿Cómo te sientes cuando estás interactuando con alguien y esa persona no te presta toda su atención?
En nuestro mundo tan ajetreado, la verdadera escucha se ha vuelto muy rara, y cuando hablamos con alguien que vemos que nos escucha activamente, realmente destaca. Y, lo más importante, nos hace sentir valorados y apreciados.
Los comunicadores más efectivos y seductores son excelentes escuchando. Algunas personas tienen la ventaja de que es parte de su naturaleza escuchar atentamente; sin embargo, los comunicadores o líderes profesionales, cuyo éxito en su trabajo depende casi exclusivamente de sus avanzadas habilidades interpersonales, invierten tiempo en aprender CÓMO escuchar. ¿Y por qué lo hacen? Porque, en primer lugar, hacer que otras personas se sientan bien y valoradas nos hace sentir bien a nosotros y, en segundo lugar, es una forma segura de garantizar la colaboración.
Entonces, ¿cómo podemos convertirnos en oyentes más efectivos y “hacer que la gente se sienta mejor”?
Hay tres cosas a considerar:
1. Piensa antes de hablar – Diría que respondemos sin pensar en al menos el 90% de las situaciones, especialmente en aquellas en las que nuestras emociones están a flor de piel, cuando estamos molestos o demasiado emocionados. Lo que realmente decimos es una prueba de lo bien que hemos estado escuchando. Es tan importante estar en el momento, realmente escuchar cuando la otra persona está hablando, en lugar de comenzar a pensar en nuestra respuesta, y también pensar en las palabras que eliges para responder.
2. Escucha con respeto – En esta era de multitarea, es muy tentador “escuchar” a alguien mientras haces otra cosa, pero ¿cuánto del mensaje estás perdiendo al hacer esto? Y, lo que es más importante, ¿cómo se siente la otra persona si no le estás prestando toda tu atención? Saben que no están siendo escuchados adecuadamente y, en consecuencia, se sienten infravalorados.
3. Pregúntate, “¿Vale la pena?” – Cuando alguien nos dice algo, tenemos una amplia gama de respuestas para elegir. Nuestra respuesta puede ser inteligente o tonta, puede ser relevante o no dar en el punto. Algunas respuestas animarán a la otra persona o la desanimarán. Cuando nos preguntamos “¿vale la pena?”, nos obligamos a considerar cómo se sentirá la otra persona después de escuchar nuestra respuesta. En lugar de considerar “¿qué gano yo con esto?”, estamos dando un paso más y preguntando “¿qué gana él/ella con esto?”
Escuchar bien requiere habilidad y disciplina, pero es la habilidad interpersonal que realmente destaca una vez que la has dominado. ¿Por qué? Porque, como dijimos antes, cuando se hace de manera efectiva, hace que las personas se sientan realmente especiales y, en la mayoría de las interacciones, a menudo no es tanto lo que has dicho, sino cómo has hecho sentir a alguien lo que determina su opinión sobre ti.