Los oyentes nativos de inglés pueden seguir a quienes hablan rápido, pero no es agradable ni satisfactorio escucharlos. Hablar demasiado rápido obliga a los oyentes a esforzarse más para entender el mensaje, lo que puede hacer que pierdan el hilo, se confundan o incluso desconfíen de la credibilidad del hablante.
Consecuencias de hablar demasiado rápido:
- Se puede perder el significado del mensaje.
- Los oyentes pueden desconectarse.
- Puede generar confusión.
- Los oyentes pueden desconfiar de tu credibilidad como orador.
¿Por qué hablamos demasiado rápido?
- Nervios: Los nervios pueden hacer que hables rápido. Es útil recordar tu capacidad y experiencia en el tema para ganar confianza.
- Inglés como segunda lengua: Si tu lengua materna es más rápida que el inglés, puedes encontrarte hablando rápidamente en inglés también.
- Mala pronunciación: Quienes hablan rápido a menudo no articulan bien las palabras, lo que dificulta la comprensión.
Técnicas para controlar la velocidad al hablar:
- Usa pausas: Pausar entre frases y al final de las oraciones permite tomar aire y dar claridad a tus palabras.
- Haz contacto visual: Esto te obliga a desacelerar y conectar mejor con tu audiencia.
- Lee en voz alta a diferentes velocidades: Esto te ayudará a encontrar un ritmo más controlado.
- Grábate: Escuchar tus propios discursos te ayudará a identificar áreas de mejora, incluyendo la velocidad.
En conclusión, reducir la velocidad al hablar ayuda a que tu mensaje sea más claro y efectivo. Asegúrate de tomarte el tiempo necesario para comunicarte de manera clara y eficiente, sin importar cuán rápido hables normalmente.