Detrás de una presentación efectiva se encuentran muchas herramientas y técnicas, así como diferentes mentalidades que pueden ayudar o entorpecer el proceso. Sin embargo, una técnica indispensable es el uso de pausas en tu presentación.
Es simple y, cuando se usa bien, es poderosa. Entonces, ¿por qué es tan rara en las presentaciones empresariales?
Probablemente porque muchas personas abordan sus presentaciones en modo «supervivencia». Estando frente a una audiencia, es natural querer terminar rápidamente y volver a sentarse. Cuanto más rápido lo hagas, menos posibilidades hay de que algo salga mal. Además, si solo tienes 15 o 20 minutos y muchas diapositivas que mostrar, parece lógico ir lo más rápido posible, ¿verdad? ¡Incorrecto!
Pausar es una de las herramientas más importantes que tienes como orador.
Razones para pausar:
- Confianza: una pausa, mantenida con la energía adecuada, demuestra confianza.
- Contacto visual: Una pausa con buena energía y contacto visual demuestra aún más confianza.
- Comprensión del mensaje: Las pausas ayudan a tu audiencia a digerir tu mensaje.
- Organizar tus pensamientos: Las pausas te dan tiempo para ordenar tus pensamientos y expresarlos de manera clara y planeada.
A menudo sobreestimamos la cantidad de información que la audiencia puede asimilar. Aunque las personas pueden aprender a leer rápido, nadie puede aprender a «escuchar rápido». La información debe ser procesada y digerida por el cerebro, y sin tiempo para hacerlo, las palabras nuevas desplazarán a las anteriores, dejando poca información retenida al final de la presentación.
¿Cuándo debes pausar?
- Al principio: Pausa para asegurarte de que la audiencia te preste atención.
- Antes y después de cada mensaje principal: Añade suspense antes de cada mensaje y enfatiza su importancia después.
- Al mostrar una diapositiva: Permite que la audiencia la asimile.
No tengas miedo de las pausas. El silencio es necesario en la comunicación oral efectiva. Abraza, planea y practica tus pausas, y verás cómo tu mensaje gana impacto.