A veces, lo que dices no es lo que escuchan. ¿Alguna vez te has preguntado por qué alguien malinterpretó completamente tu mensaje?
En este post, queremos ayudarte a comprender la importancia de elegir cuidadosamente tus palabras.
Cuando se comunica, lo más importante no es tu mensaje, sino la forma en que la audiencia lo recibe. Al usar palabras específicas estratégicamente, puedes cambiar la opinión y el comportamiento de tu audiencia. Puede que tengas el mejor mensaje del mundo, pero esto no significa nada si el significado de tus palabras no se entiende como pretendías.
1. Usa la claridad para crear impacto
Usa un lenguaje simple para conectar efectivamente con tus oyentes. Mantén tus presentaciones cortas y usa palabras que tu audiencia entienda. Esto hará que tu mensaje sea más poderoso. La mayoría de las personas no tienen tiempo para interpretar, por lo que es difícil comunicar ideas complejas. Esta es la razón por la cual los eslóganes son tan exitosos en la política y en el lugar de trabajo… Por ejemplo, el “Yes we can” de Barack Obama. Crea un eslogan poderoso si quieres que tu mensaje perdure.
2. Empatiza para conectar con tu audiencia
Lleva a tu audiencia a tu manera de pensar trabajando con un enfoque “primero la audiencia”. ¿Por qué están aquí para escucharte y qué tienes para ofrecerles? Haz que tu mensaje sea relevante para quien te está escuchando y dale una estructura lógica; no querrás perder a tu audiencia.
3. Haz que tus mensajes sean memorables
Elige tus palabras cuidadosamente para crear una reacción positiva o negativa. Define un tema utilizando un lenguaje diseñado para crear una reacción poderosa. Piensa en el impacto del «Yes we can» de Barack Obama, el «Just Do It» de Nike o el lema «Recuperar el control» en el referéndum del Brexit. Piensa en expresiones icónicas como “cambio climático” que se convirtió en “calentamiento global” o en la redefinición de perforar petróleo como “exploración energética”. Pinta una imagen clara para ayudar a tus oyentes a visualizar lo que estás diciendo y personalízala para que conecten con tu mensaje.
Incluso si tu audiencia olvida lo que les dijiste, no olvidarán cómo los hiciste sentir. Las palabras tienen energía y poder con la capacidad de ayudar, dañar, humillar o conmover. Pequeñas diferencias en las palabras pueden cambiar la sensación que experimentas.
Aquí algunos ejemplos:
¿Cómo te sientes hoy? “No muy mal” o “Fantástico”
¿Está bien? “Sí, está bien” o “Está delicioso”
¿Lo harás? “Lo intentaré” o “Sí, lo haré”
En conclusión, para asegurarte de comunicarte de la manera más efectiva posible, ten en cuenta estos tres puntos:
- Deja que tu audiencia sienta que entendieron claramente tu mensaje.
- Asegúrate de que tu mensaje los deje emocionalmente conectados con tus palabras.
- Sé preciso, sé conciso, sé recordado.